sábado, 13 de marzo de 2010

CARACTERISTICAS Y HABILIDADES DE UN LIDER EN EDUCACIÓN

1. Visión clara y conocida: objetivos y altas expectativas tanto de los profesores como de sus alumnos, priorizando lo educativo y pedagógico sobre lo burocrático.
2. Establece un clima escolar que favorece la consecución de los objetivos y las expectativas.
3. Supervisa y evalúa el progreso de sus profesores.
4. Da ejemplo de trabajo duro y constante.
5. Reconoce la singularidad de cada profesor y desde ella les hace crecer profesionalmente, teniendo la habilidad de conseguir que los profesores desarrollen habilidades de liderazgo.
6. Es flexible y dialogante, se preocupa más por las personas que por la rutina administrativa.
7. Conoce las dinámicas internas de la organización y el liderazgo informal que permanece oculto.
8. Es tolerante con la ambigüedad y sabe desenvolverse eficazmente ante situaciones ambiguas.
9. Aborda los problemas desde una perspectiva analítica buscando relaciones causa efecto para aportar soluciones.
10. Le preocupa más las soluciones a los problemas que los culpables que las han ocasionado.
11. Prefiere comprometer a sus colaboradores en la toma de decisiones a que ejecuten sumisamente sus órdenes. Establece sistemas de comunicación que permiten que las ideas fluyan de abajo a arriba sin miedo y hacia abajo con transparencia.
12. Crea relaciones de amistad con su personal dejando claro, sin embargo, su autoridad.
13. Tiene gran seguridad y un sentido muy desarrollado de sí mismo.
14. Es amable y con buen carácter, sabe escuchar y tener en cuenta los intereses, necesidades y ambiciones de sus interlocutores.
15. Cuando toma decisiones sobre programas, presupuestos, equipamientos y recursos tiene siempre en cuenta las implicaciones que todo ello puede suponer para el procesos de enseñanza aprendizaje.



Davis, G. Thomas, M., (1992). Escuelas eficaces y profesores eficientes . Madrid: La muralla, 1992

¿LA GRATUIDAD EDUCATIVA UNA ESTRATEGIA REALMENTE EFECTIVA?


El objetivo de la estrategia es lograr el acceso y la permanencia escolar a través de la transferencia de recursos financieros a las instituciones educativas estatales, otorgados por cada estudiante atendido en los niveles de preescolar, básica y media sin que se les haga cobros por derechos académicos (como la matrícula y la pensión) o servicios complementarios (entre los que están los certificados y constancias de estudio, carné estudiantil, agenda y manual de convivencia).

Estos dineros son girados a los municipios y distritos para que se transfieran a los establecimientos educativos, de acuerdo con la asignación definida por alumno y la matrícula reconocida.

La gratuidad cubre a estudiantes que estén dentro de las siguientes circunstancias:

· Estudiantes que se encuentren registrados en el Sistema Nacional de Educación Básica y Media durante el año anterior e igualmente en la última actualización de la base del SISBEN, clasificados en los niveles uno y dos.

· Estudiantes en condición de desplazamiento que se encuentren registrados en el Sistema Nacional de Educación Básica y Media durante el año anterior y crucen con la información del Sistema de Información de Población Desplazada.

· Estudiantes indígenas registrados en el Sistema Nacional de Educación Básica y Media durante el año anterior y que crucen con el registro del sistema de salud de comunidades indígenas del Ministerio de la Protección Social.

· Estudiantes con discapacidad registrados en el Sistema Nacional de Educación Básica y Media durante el año anterior y que crucen con la información del Ministerio de la Protección Social.

Es este el mejor ejemplo de un estado financista, establece las políticas y orientaciones en torno a los centros educativos y entrega la gestión directa como tal al centro educativo, al ser el financista del sistema, genera para sí el derecho a controlar y evaluar al establecimiento y sus docentes (Duran, 2008), y para nada se discute este concepto, el gran interrogante es, ¿la financiación es eficiente?, ¿Llega realmente a la escuela para atender sus necesidades?, desde mi corta experiencia creo que no, los esfuerzos a nivel central se van perdiendo camino a la escuela, y entonces estrategias como la gratuidad educativa se convierten en ilusiones para los establecimientos educativos, ilusiones que se traducen en gastos que nunca corresponden a las necesidades más apremiantes de la institución.

El hecho de que el estado sea el financista de las instituciones genera de antemano una serie de connotaciones dentro de ellas el convertir entonces a la educación en un mercado cuyo producto es la calidad de la educación impartida evaluada a través de pruebas internas (SABER), y externas (PISA, TIMSS), y como todo mercado siempre habrá productos de buena, regula o mala calidad, valoración que se hace bajo una escala única y donde no se tienen en cuenta las particularidades de la institución.

No sería bueno tanto para el estado dejar de evaluar, como para la institución perder la posibilidad de ser evaluada lo que si es necesario ajustar es la forma y los parámetros de evaluación, donde en cambio de desconocer las realidades institucionales están sean incluidas.

El maestro será siempre el enlace entre el estado y los educandos, será la clave del éxito o fracaso de cualquier reforma que se haga al sistema (Duran, 2008), del tal forma que el maestro al igual que la institución también debe ser evaluado, pero a la vez debe tener la posibilidad de revalidar sus prácticas, actualmente el resultado académico es visto solo desde la perspectiva de la escuela y más específicamente del docente (factor interno), olvidando que existen otros factores como la comunidad y la familia (factores externos), que son fundamentales en el proceso ( Rojas, 2007) y cuya responsabilidad nunca ha sido tenida en cuenta y lo que es aún más grave, se hace muy poco para involucrarlos.

Si estos tres factores trabajaran en forma armónica estrategias como la de gratuidad educativa serían realmente eficientes, pero por ejemplo la actualización del SISBEN base de la estrategia presenta continuas dificultades, la actualización de los documentos no se hace a tiempo, la información no se digita con precisión, estos y muchos otros aspectos llevan finalmente que los recursos de gratuidad en muchos casos sean inferiores al 50% del reporte de matrícula, no quedando otra alternativa que el maestro se apersone de la situación, que por un lado debe afrontar el hecho de que los recursos enviados no correspondan al 100% de los matriculados y por otro subsanar las deficiencias de los demás actores con miras al año siguiente.

Para concluir se requiere con urgencia concientizar a los actores respecto a la necesidad de responsabilizarse adecuadamente de sus tareas con el fin de que la estrategia sea realmente efectiva de lo contrario no pasara de ser algo que colme muchos titulares pero que en la práctica sea una ilusión especialmente para las escuelas más pobres.

Bravo, R, M., Verdugo R, S. (2007). Gestión escolar y éxito académico en condiciones de pobreza. REICE. Revista electrónica iberoamericana sobre calidad, eficacia y cambio en educación. 5(001). pp. 121-144.

Durán, J, D., 2008. El rol del estado en la eficacia y mejora de la educación, ¿hacia una imposición ideológica? Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación. 6(4).